
Los hermanos Miragoli
Procedemos de una familia con tradición gastronómica. Formamos parte de una nueva generación de panaderos que ha aprendido el oficio sin tener carga tradicional, de forma casera. Pero desde lo profesional.
Alberto pasó del mundo del cine a estudiar en una escuela de pastelería en San Francisco. Allí conoce a chefs, panaderos y pasteleros y desarrolla una visión gastronómica que será el punto de partida de su carrera.
Guido siempre quiso dedicarse a la gastronomía. Aprendió todo lo que sabe del café de especialidad en las diferentes ciudades europeas en las que ha trabajado y vivido como Barcelona, Londres, Ámsterdam o Berlín.
Ambos tenían un sueño en común, crear un proyecto conjunto.
De ese sueño nació Cientotreintagrados.
Cientotreintagrados
Cientotreintagrados es el primer tostadero de café de especialidad con obrador en Madrid.
Cientotreintagrados surge de un sueño compartido uniendo dos disciplinas que hasta el momento se habían desarrollado independientemente. Un proyecto vivo que sigue evolucionando desde que abrimos en 2017 con nuestro obrador en la calle Fernando el Católico y en 2020 con el puesto en el Mercado de la Paz en Madrid.
Nos definimos por la búsqueda constante de calidad en nuestros productos, la dedicación y humildad del equipo y el excelente servicio al cliente.
Cientotreintagrados es el resultado de nuestros viajes y experiencias vividas en diferentes países del mundo y el aprendizaje en escuelas y con chefs internacionales.


Procesos e Ingredientes
En todos nuestros procesos se busca la mejor calidad. Los mejores ingredientes. La tradición bien entendida como preservar procesos que tienen sentido sin olvidar que la técnica está a nuestro servicio y no al revés.
A nivel internacional hay un movimiento de intercambio de semillas, donde los molineros se están adaptando cada vez más a la demanda del oficio. Es un movimiento apasionante del que formamos parte, ya que nuestro respeto por el producto nos hace buscar al proveedor que trabaje siempre según nuestro planteamiento.
Vemos el trabajo del panadero y cafetero como un oficio, que se aprende y se transmite, pero que exige conocimiento y formación. Un oficio que se había perdido con la industrialización del pan y café.
Defendemos la tradición y la innovación, porque las recetas tradicionales pueden reinterpretarse y mejorarse desde el respeto.
Esta búsqueda de la excelencia, sobre todo vista en las harinas o granos de café, es lo que nos ha permitido acabar con las dudas que rodean la elaboración del pan artesano y la producción de las harinas en España.